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Y por fin estoy aquí, en la antesala de la puerta de salida. 

Se cruzan alguna miradas de complicidad, de nerviosismo, de incertidumbre, y cada uno, poco a poco, se entrega a sus propios pensamientos, como en un no querer saber, pero estar deseándolo. Repasando íntimamente los posibles fallos, y aciertos.

 

Estoy cansada, aún negativa; para no perder la costumbre, y más estresada si cabe. Sí, estos nervios que llevan toda la vida conmigo,  que no me abandonan un solo minuto, y además me prometen que nunca lo harán.

 

Por otro lado he de romper una lanza en mi favor, y es que,  después de comprobar no encajar en el dichoso juego, y después de haber tenido varios conatos de abandonarlo, he sacado fuerza, tesón, ánimo, y sensatez suficiente para seguir en él, máxime, habiendo superado las tres fases anteriores.

He pasado por distintos estados de ánimo, la mayoría de las veces contradictorios. Enfadada, contenta, alegre, triste, loca, sensata…

Casi no he dormido, ni descansado, sobre todo en esta última etapa. Pero si algo he sacado en conclusión es, que soy mucho más fuerte de lo que creía, y es muy posible que se lo deba a este juego.

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Perdona, pero no puedo contarte más. Aún estoy esperando  mi puntuación final.

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