top of page

 

Imaginad una pequeña ciudad dentro de otra con varios caminos a los que dirigirse. 

Muchísima gente,  entrecruzando esos caminos en grupos, solos, callados, hablando, mirándose, o sin mirarse siquiera, y yo entre ellos…

 

Y  así comenzó todo, en un edificio no muy atrayente a simple vista, pero que a mí me impactó, ya que dentro del mismo, daría comienzo otra nueva y decisiva etapa en mi vida.

Nerviosa, entré por la puerta principal y… Allí estaba ella.

Sobre un sencillo pedestal, esa mujer alada que ya me había cautivado cuando la vi en el Louvre en París. 

Todo empezaba  bien, me sentía a gusto...

Empezaba el juego.

bottom of page